miércoles, 6 de septiembre de 2017

Amalgamas de mercurio: el veneno está en tu boca


La disputa sobre la amalgama como empaste dental continua. Críticos califican el uso despreocupado con el relleno mercurial de delito grave a la humanidad. 

Los que lo apoyan no dejan valer los reparos y los síndromes de intoxicación muchas veces descritas. El Instituto Federal de Medicamentos de Alemania firma ahora que la “amalgama contribuye censurablemente a la contaminación del hombre”. Desde el 1 de julio de 1995 limita aún más el uso del amalgama durante el embarazo y el período de lactancia. Todavía no se ha llegado a una prohibición del material controvertido. No es extraño, porque la amalgama es un tema político: pues un 95% de la población tiene amalgama en su boca. Un saneamiento general de los dientes costaría miles de millones de pesetas.

No obstante, en Japón se ha cambiado a empastes de plástico desde el año 1982. En la Ex-URSS la amalgama está prohibida desde 1975. Y Suecia quiere abandonar el uso de amalgama en 1996.

¿Y en España? — Puesto que la Seguridad Social no incluye los servicios de odontología, no es comprensible que se siga utilizando este tipo de empaste, tomando en cuenta que los gastos por enfermedades ocasionadas por intoxicación de mercurio SI tiene que afrontar.




Historia de la amalgama

Desde que se empastan los dientes agujereados con amalgama hay disputas sobre el material mercurial. Poco después de su presentación estalló en el año 1833 la “primera guerra de la amalgama” en EE.UU.. De repente aparecieron enfermedades desconocidas y pocos años después se volvió a prohibir la amalgama. Dentistas, que después de la prohibición continuaron a utilizar la amalgama, perdieron su licencia.

Pero la prohibición duró poco tiempo. Bajo la presión de la industria quedó anulada en el año 1860 y de pronto la amalgama fue considerado un material de empaste valioso, porque era barato y fácil de elaborar. No obstante aumentaron entonces las intoxicaciones de mercurio. Informes sobre este tema fueron desmentidos e ignorados. La nueva enfermedad se llamó “neurastenia” y se consideró causada de forma “psicosomática”.

Mientras tanto, la amalgama ha comenzado su marcha triunfal por Europa. Pero su efecto perjudicial a la salud tampoco fue inadvertido aquí. En Alemania estalló el año 1926 la “segunda guerra de la amalgama”. El reconocido profesor de química Dr. Alfred Stock, director del instituto Max-Planck de Berlín demostró en su día en varios experimentos que el mercurio sale de los empastes de amalgama y puede ser acogido por el cuerpo. Dijo: “No hay ninguna duda que muchos síntomas, entre ellos fatiga, depresión, irritabilidad, vértigo, amnesia, inflamación bucal, diarrea, inapetencia, catarros crónicos (inflamación de mucosa) son muchas veces ocasionados por el mercurio al que el cuerpo está expuesto por sus empastes de amalgama, en cantidades pequeñas pero continuas. Los médicos deben prestar seria atención a este hecho. Entonces, probablemente se comprueba que el uso despreocupado de la amalgama como empaste dental ha sido un delito grave a la humanidad”.

Hoy en día la amalgama es el empaste más utilizado. Solo en Alemania se realizan unos 40 millones de empastes de amalgama cada año. Esto corresponde a un consumo de mercurio de más de 20 toneladas, que se vuelve a encontrar en la naturaleza algún día. El toxicólogo muniquense Dr. Max Daunderer explica: “Como más amalgama se utiliza, más frecuentes serán las contaminaciones básicas por alimentos”. No en vano los dentistas tienen que desechar la amalgama en segregadores especiales.

Daunderer, hoy el crítico más mordaz, tranquilizó durante casi dos décadas a los dentistas respecto a la amalgama hasta que “encontramos por casualidad en una niña de 10 años, que se encontró en coma, como única causa de su intoxicación crónica de mercurio cinco empastes de amalgama”. Desde entonces, Daunderer demostró intoxicaciones en mas de 10.000 pacientes. “Estamos sorprendidos de los daños provocados por la intoxicación crónica. Probablemente mueren solo en Alemania miles de personas bajo los signos de un infarto de corazón o de un ataque de apoplejía por consecuencia de la amalgama”.

2.- ¿Qué es la amalgama?

El relleno de amalgama gris-metálico se elabora mezclando mercurio líquido (porción del 50%) con un polvo de aleación. Este polvo se compone casi siempre de estaño, cobre y plata. Las amalgamas convencionales con gamma-2 contenían en su polvo adicionalmente un 3% de mercurio. En las amalgamas nuevas, libres de gamma-2, se redujo el mercurio adicional al 1,5% o se eliminó totalmente. En todo caso queda en el empaste un 50% de mercurio y según los conocimientos científicos las amalgamas con o sin gamma-2 se comportan absolutamente idénticas respecto a la contaminación de mercurio.

3.- El camino del mercurio desde el empaste al cuerpo

Siete empastes de amalgama corresponden a un peso de unos 2 gramos de mercurio puro. En Alemania la media son 12 empastes por ciudadano (3 a 4 gramos). Tan solo un gramo de mercurio conduciría a la muerte por inyección directa. Soportamos esta gran cantidad de mercurio porque en primer lugar existe en su forma metálica, que relativamente es poco tóxica y en segundo lugar porque se disuelve y es absorbido por el cuerpo lentamente. A solo 20 grados centígrados se evapora el mercurio y en esta forma de vapor es altamente tóxico. Al existir en la boca a veces temperaturas entre 40 y 60 grados, continuamente se libera vapor de mercurio y es absorbido por el cuerpo. Esta liberación de mercurio aumenta por masticar fuertemente, pastas dentífricas con fluor, comidas y bebidas calientes o ácidas, fumar y masticar chicles. ¡Investigadores de la Universidad de Erlangen (Alemania) descubrieron que al masticar chicles el contenido de mercurio en la saliva sobrepasa el valor máximo autorizado de mercurio en agua potable por el factor 190!

Pero no solo el mercurio, también los demás componentes de la amalgama contaminan el cuerpo.

Pero el problema principal sigue siendo el mercurio. Así, cada ciudadano ingiere anualmente unos 560 mg de mercurio a través de sus empastes y según la regla de Habermann con dosis pequeñas pero prolongadas se sufre la misma gravedad de intoxicación que con intoxicaciones agudas o en corto plazo.

El mercurio llega al cuerpo a través de los siguientes cuatro caminos:
Desde la cavidad bucal y nasal llegan vapores de mercurio a la circulación sanguínea y a través de los nervios directamente al cerebro.

Los vapores se ingieren parcialmente por el pulmón a través de las vías respiratorias. Así pasan también a la circulación sanguínea, dónde se transforma una parte del vapor de mercurio: oxida a iones de mercurio. Una forma del mercurio aún más tóxico que el vapor. Puesto que órganos como el hígado, la bilis el corazón y el riñón trabajan como un filtro sanguíneo, es aquí dónde se almacena principalmente el metal tóxico.

Cuando masticamos se desprenden partículas de amalgama en su forma metálica todavía inocua y se las traga. La flora intestinal natural transforma estos partículas y el vapor de mercurio en la forma más peligrosa del metal: mercurio metílico. Este proceso se llama metilación. Numerosos experimentos y estudios confirman este proceso. Aún así es desmentido por muchos dentistas y odontólogos.

Desde el intestino pasa el mercurio metílico a la circulación sanguínea y finalmente a los órganos.
El metal se difunde a través de las encías, las raíces dentales y la mandíbula hasta el sistema nervioso central y al cerebro.

4.- ¿Qué consecuencias tiene el mercurio en el cuerpo?

Al principio el cuerpo intenta aún acabar con el mercurio, si sus anticuerpos no están ya destruidos por otros tóxicos ambientales. La gente que posee un alto nivel de selenio es capaz de soportar el ataque continuo del mercurio durante más tiempo. Científicos suecos descubrieron que un alto nivel de selenio acelera la excreción natural del mercurio. En primer lugar, el selenio contrarresta al mercurio como un elemento de enzima. En segundo lugar forma con el metal tóxico una combinación no tóxica. De esta forma queda desactivado no solo el mercurio sino también el selenio. La consecuencia es que el nivel de selenio baja y el mercurio puede desarrollar su acción en el cuerpo cada vez más. Numerosos estudios confirman que el mercurio perjudica y bloquea determinadas hormonas, receptores y enzimas. Así se perturba principalmente el metabolismo en el cerebro, los nervios, las proteínas, grasas, hidratos de carbono y vitaminas. Esto se refleja en múltiples enfermedades que el “médico clásico” normalmente no se puede explicar, pues en la formación de los médicos las intoxicaciones apenas tienen importancia.

El mercurio también ataca al sistema inmunitario, así que hongos (p.ej. candida), virus y bacterias pueden extenderse muy fácilmente. La consecuencia: aún más enfermedades. Puesto que el mecanismo natural de desintoxicación esta paralizado no se pueden excretar otras sustancias nocivas de nuestro entorno que absorbemos involuntariamente cada día (barniz de madera, formaldehído, plomo, cadmio) y se almacenan en el cuerpo.

Daunderer describe los siguientes síntomas principales de la intoxicación de mercurio:

Poca vitalidad, irritabilidad, dolor de cabeza, mareos, temblores, molestias intestinales, pérdida de memoria, insomnio, debilidad muscular, dolores de espalda, de mandíbula, paradontósis, alergias, nerviosismo, depresión, perturbaciones de coordinación, parálisis, perturbaciones de vista y de oído, defensas bajas frente a infecciones, arritmia, anemia.

Síntomas de enfermedades que hoy en día siguen siendo interpretados como psicosomáticos – y esto después de 160 años de experiencia con amalgama.

5.- ¿Se puede curar?

Estudios de terapia demuestran, que después de la eliminación de la amalgama y posterior desintoxicación las enfermedades mejoran en la mayoría de los casos drásticamente o incluso desaparecen. Estos éxitos muchas veces espectaculares de unas enfermedades “no curables” confirman también unos “grupos de defensa propia”, que atienden en Alemania a entre 50.000 y 60.000 pacientes. Hasta ahora forman el mayor grupo de pacientes afectados. “A las más de cincuenta oficinas de información acuden a diario más de cien afectados, que sufren enfermedades ‘no investigadas’ y son tratados muchas veces con medicamentos fuertes como antibióticos o psicofármacos por la medicina clásica”, explica Manfred Klewers de la iniciativa de pacientes afectados por la amalgama en Baja Sajonia. “En el 90% de los casos conseguimos una mejora notable o la cura”. Y a veces suena como magia: Así se curó esclerosis múltiple en la fase inicial. “Allí dónde ya se han producido daños orgánicos, poco se puede hacer. En todo caso disminuyen los dolores”.

Dr. Max Daunderer: “La Intoxicación crónica de amalgama es seguramente también una causa frecuente de la infertilidad. Por lo menos varias mujeres infértiles quedaron al fin embarazadas después de haberles eliminado sus empastes de amalgama”.

En Alemania mueren cada año unos 1500 bebés por la muerte súbita infantil (SID = sudden infantil death). Nuevas investigaciones de Suecia informan de almacenamientos altos de mercurio en el cerebro por la amalgama de la madre. Daunderer: “Hay que sospechar que la amalgama es un factor de la SID”.

Aparentemente, la amalgama también esta entre los factores que causan las alergias. Un nuevo estudio del instituto de medicina naturalista en Marburg demuestra en 332 jóvenes un aumento notable de alergias (erupciones, acné, alergia alimentaría, bronquitis crónica) y otras enfermedades crónicas en concordancia con el aumento de empastes de amalgama”. “En el futuro se pueden atribuir varias enfermedades más a la intoxicación crónica de amalgama de forma demostrable” continua el toxicólogo Daunderer, “porque hemos podido tratar con la terapia de amalgama una serie de enfermedades serias y raras para las que no se conocían métodos de curarlas.

6.- ¿ Intoxicación de amalgama ?

Entre la colocación del empaste de amalgama y la intoxicación pasan frecuentemente muchos años. Hay gente que les afecta más y otros menos. Y a algunos parece ser que no les afecta nada. Esto depende principalmente de la buena función del sistema inmunitario, del mecanismo de desintoxicación, de la forma de vida, alimentación y contaminación del ambiente.

La mayoría de la gente sufren tarde o temprano un desequilibrio a consecuencia de las cantidades continuas de mercurio. Se sienten cansados y agotados y de vez en cuando tienen dolor de cabeza. Pero se acostumbra a eso y a lo mejor se culpa a la edad. Cada vez más falla la memoria. El médico de cabecera diagnosticará algún día una enfermedad del hígado o de la bilis – el tratamiento solo se hace de forma sintomática. De pronto aparecen alergias o dolores en las articulaciones. ¿Y quien se imagina que la culpa la pueden tener los dientes ?

Se debe sospechar una intoxicación prácticamente en todos los pacientes que son resistentes a los tratamientos de los médicos. Ni siquiera hace falta que lleven empastes ellos mismos. A lo mejor tienen una intoxicación por los empastes de la madre o los dientes fueron saneados hace algunos años pero el mercurio se encuentra todavía en el cuerpo.

7.- Pruebas de intoxicación

Hay varios métodos para diagnosticar una posible intoxicación:

La prueba del chicle:


se emplea para demostrar que se desprende mercurio de los empastes de amalgama que se encuentran en la boca. Antes de hacer la prueba se guarda un poco de saliva. Luego se mastica de forma intensiva durante unos diez minutos un chicle sin azúcar. Posteriormente se analiza la saliva en un laboratorio respecto a su nivel de mercurio. Según un estudio de la universidad de Tübingen publicado en mayo 1996, cada tercero de los 17.000 portadores de amalgama analizados tenía en su saliva niveles de mercurio demasiado altos y según los médicos perjudiciales para la salud.

Prueba DMPS:

DMPS (Dimercapto-propansulfonato) es una sal sulfúrica a la que se adhiere el mercurio en la sangre. A través de la orina y la defecación se excretan los tóxicos. Daunderer analiza la orina espontánea entre 45 y 60 minutos después de la inyección de DMPS en búsquedas de mercurio y otros metales. De esta forma puede deducir la gravedad de la intoxicación. El Instituto Federal de Medicamentos de Alemania (BfArM) recomienda a su vez el uso de la orina almacenada en las últimas 24 horas. Para Daunderer significa esto una falsificación de la prueba. Como el DMPS solamente tiene efecto entre 2 o 4 horas, el método de 24 horas diluiría la orina tóxica con orina limpia.

Electro-acupuntura según Voy (prueba EAV):

Esta prueba no mide el mercurio que excreta el cuerpo sino la contaminación del cuerpo. Si se realiza la prueba con exactitud se pueden conseguir resultados fiables con EAV. No solo el nivel de intoxicación se puede medir sino también que órganos están especialmente afectados o dañados. En Alemania existen unos 2000 médicos clásicos y naturalistas que emplean EAV, entre ellos también dentistas.

Prueba de metales pesados:

Este método existe desde hace pocos años. Con ella el médico puede diagnosticar de forma rápida y sencilla el grado de la intoxicación con una prueba de orina.

Radiografía:
Debajo de los empastes de amalgama se forman muchas veces depósitos de amalgama. Con una radiografía “blanda” un médico experto puede localizar estos depósitos.

Análisis del tejido con una tomografía:

Con una tomografía se puede descubrir si el tejido está contaminado con metales pesados. En los portadores de amalgama suelen ser la corteza cerebral, la hipófisis y la mandíbula.

8.- El saneamiento dental
El primer paso después de la prueba de intoxicación es eliminar el mercurio de la boca. Es fundamental acudir a un dentista con experiencia en el saneamiento de amalgama. No va a eliminar todos los empastes de una vez, sino poco a poco. Pues al taladrar sale vapor de mercurio que contaminan el cuerpo adicionalmente. Además hay que proteger al paciente con un pañuelo de goma que se introduce en la boca con el fin de retener el vapor y para evitar que se trague el polvo de amalgama. De forma preventiva el Dr. Daunderer recomienda tomar unas dos horas antes de la cita unas cápsulas DMPS o DMSA. Se debe taladrar con un taladro de giro lento. Después de la intervención el paciente debe beber mucha agua. Esto facilita la eliminación de los tóxicos.

Después de la eliminación de la amalgama es importante que no se inserte directamente oro. Esto dificulta la eliminación completa del mercurio de la mandíbula. Se recomienda un empaste provisional de cemento.

9.- Terapia de desintoxicación

Una vez eliminados los empastes de amalgama empieza la desintoxicación. Esto es importante pues el mercurio se excreta lentamente de los órganos. Del cerebro se elimina la mitad después de 20 años, de la mandíbula después de 80 años.

La terapia de desintoxicación la debe realizar un médico experto y hay que confeccionarla de forma individual para cada paciente. Los médicos que realizan la EAV tienen la ventaja que pueden chequear de forma sencilla y detallada que medicamentos y en que dosificación son adecuados para el paciente. Se debe comprobar regularmente si los medicamentos empleados aún son ideales para la excreción, para que no se tome algo que tiene efectos secundarios.

Las opiniones de los médicos respecto a los diversos métodos de desintoxicación no son iguales. Pero se ha demostrado que muchos caminos llegan al destino:
Las sustancias DMPS y DMSA que movilizan de forma rápida y eficaz el mercurio en el cuerpo, lo absorben y eliminan del cuerpo. Según el grado de intoxicación hay que repetir el tratamiento. Su inconveniente: No son libres de efectos secundarios y por eso muy discutidos entre los expertos.
Oligoelementos como el cinc y el selenio. Son partículas naturales del organismo y sirven entre otras cosas para la desintoxicación natural del cuerpo. Como son “consumidos” por los tóxicos hay que reestablecer el equilibrio. Esto se debe hacer bajo la supervisión de un médico experto.

Los homeópatas emplean adicionalmente unas sustancias que estimulan a la defensa corporal de eliminar los tóxicos de forma automática. Durante la terapia se debe evitar el consumo de café y alcohol al mermar estos la eficacia de los medicamentos homeopáticos.
El medicamento “CH-7” (Schiele & Heil) primero disuelve los metales en el cuerpo mediante minerales homeopáticamente diluidos y luego los absorbe para excretar los tóxicos. Este médicamente se encuentra a la venta desde hace poco tiempo.
En Suecia, principalmente, se emplea la proteína corporal glutatión para la desintoxicación. En Alemania este método es todavía bastante desconocido.

En cada desintoxicación a largo plazo se deben tratar también los órganos de desintoxicación (hígado, bilis, intestino, riñón) para su respaldo. Igual de importante es fortalecer el sistema inmunitario y defensivo. Esto se hace con vitaminas, minerales y enzimas. Pero no se puede tomar al azar, porque una sobredosis puede causar daños. Así que hay que seguir los consejos del médico. Una forma de vida sana y una alimentación correcta apoyan la convalecencia: alimentos de cultivo ecológico (“bio”) para minimizar la contaminación de residuos, dieta cruda, a ser posible ni azúcar, ni café, ni alcohol. Poco estrés y mucho aire fresco son igualmente recomendables como sudar en la sauna o por hacer ejercicio.

La duración de la terapia varia. Puede durar pocas semanas o varios años, según el grado de la intoxicación. A veces, enfermedades sucesivas ralentizan la convalecencia como p.ej. hongos en el intestino. Estas enfermedades se deben tratar asimismo, porque pueden causar una serie de síntomas a su vez.

10.- Alternativas – El empaste correcto

La pregunta finalmente es: ¿que empaste debo utilizar para mis dientes ?

A continuación un resumen de las alternativas más utilizadas.


No obstante: un diente sano no necesita ningún empaste. Con una alimentación baja en azúcar, una profilaxis razonable de caries y visitas regulares al dentista, cada uno lo tiene en su mano si necesita un empaste o no.

Cemento: Para empastes muy pequeños, que sufren mucha presión al masticar, se puede emplear cemento mineral. Es inofensivo y fácil de emplear. Como es un material resistente a la abrasión solamente se puede emplear de forma limitada a causa de la presión alta en la zona de las muelas.

Su vida útil es de 2 o 3 años.

Empastes de plástico : Más estables son empastes de plástico (composites) que hace tiempo se utilizan para los dientes frontales. Pero el composite tampoco se pueden emplear de forma universal. El agujero tiene que ser rodeado con esmalte sano para hacer un empaste correcto. El problema es que el plástico encoge cuando endurece y esto puede dejar un hueco lateral. Así, bacterias pueden introducirse al diente y provocar caries. Por eso el paciente debe cumplir sus citas semestrales de control.

La vida útil de los composite es de 4 o 5 años.

Inlays de oro: Las alternativas verdaderas para la amalgama son empastes de inserción (inlays) de metal noble. Inlays se pueden emplear de forma universal. También se producen costosos inlays de cerámica y plástico en el laboratorio. Pero: el médico necesita mucha rutina y tacto. Precio: entre 25.000 y 75.000 Pts.

El oro del inlay (75% y más) se hace duradero con metales como platino o plata. Muchos inlays resisten 15 años en la boca, algunos hasta 40 años. Tienen la requerida firmeza y estabilidad para la zona de las muelas y no ofenden al cuerpo. Ni siquiera el cemento que se utiliza para fijarlos tiene efectos secundarios. Y además se consigue una cerradura lateral perfecta: las bacterias prácticamente no pueden entrar.

Pero mucho cuidado con la elección de las aleaciones de metal porque no requieren una comprobación biológica. Así hoy día existen unos 930 mezclas en el mercado, en parte de los metales menos nobles. Con consecuencias amargas: Loni Weber, de la ‘asociación de intereses de afectados por metales dentales’: “Tenemos más de 3000 personas con sufrimientos a causa de aleaciones con cobre-paladio: picores en la lengua, mareos, parálisis, dolores en las articulaciones y mucho más”.

Ella recomienda “90% oro y 10% platino” porque como más alto el porcentaje de metales no nobles más fácil puede corroer el empaste. Se desprenden partículas tóxicas que se depositan de forma parecida a la amalgama en el cuerpo y pueden resultar perjudiciales. Este efecto se ve aún potenciado cuando se encuentran varias mezclas en la boca unas al lado de otras entre las que crecen campos de tensiones eléctricas. Especialmente cuando se pone un empaste de amalgama debajo del oro. Para prevenir eso se recomienda que el paciente se haga un “carnet de aleaciones” de todas las aleaciones que tenga en su boca. Lo ideal sería: solo un tipo de aleación en la boca.

Inlays de plástico o de cerámica: A quien le importa un empaste del color dental puede hacerse inlays de plástico o de cerámica. Pero estos no se pueden emplear de forma universal. Condición más importante: en sus alrededores tiene que haber esmalte sano.

El plástico para inlays se elabora en procedimientos especiales de endurecimiento. Esto los hace más resistentes y evita que encojan. Pruebas exhaustivas de materiales han demostrado que entre estos inlays y los empastes de amalgama no hay ninguna diferencia en el desgaste.

La mejor solución estética es el inlay de cerámica. Un material que se puede emplear también para coronas y puentes igual que las aleaciones de metal. Se comporta muy bien y es resistente a la abrasión. No obstante, aún faltan experiencias a largo plazo. Los inlays de cerámica hay que pegarlos con la misa técnica de corrosión de ácidos que lo inlays de plástico, lo que puede tener efectos secundarios (alergias). La inserción puede tardar hasta una hora frente a los pocos minutos que se necesitan para un inlay de oro. Por esta razón, los inlays de cerámica son la alternativa más cara. Otro inconveniente: Su superficie es muy dura lo que puede provocar la abrasión con los dientes de la mandíbula opuesta. Además, la cerámica se rompe más fácilmente y su vida útil es relativamente corta: solo entre 5 y 8 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario