La familia Rothschild es una dinastía europea de origen judío alemán que desciende de Mayer Amschel Rothschild y que estableció su negocio bancario en la década de 1760. Rothschild legó su fortuna a sus cinco hijos, quienes crearon una familia internacional influyente de banqueros en Viena, Londres (Reino Unido), París (Francia), Nápoles (Italia) y Fráncfort (Alemania), escribe el portal ruso Slon.
En la actualidad, el barón David René de Rothschild mantiene el negocio familiar. En 2003, bajo su dirección, las empresas inglesas y francesas de la familia se fusionaron en Rothschild Group, un grupo asesor financiero mundial. Esta compañía cuenta con una estructura descentralizada y posee oficinas en lugares tan dispares como Nueva York (Estados Unidos) y Hong Kong (China) hasta Abu Dabi (EAU) y Moscú (Rusia).
A pesar de todo, Rothschild Group sigue siendo una empresa familiar. Así, se espera que en los próximos años David René, de 72 años, entregue las riendas a su hijo Alexandre Guy Francesco de Rothschild, integrante de la séptima generación de la familia.
El sitio web de la firma indica que gestiona activos por valor de 158.000 millones de dólares y obtiene un beneficio neto de 87 millones de euros (datos de 2013). Benjamin de Rothschild, suizo de 52 años, encabeza el grupo y posee viñedos en varios países del mundo y hoteles en la estación de inverno de Megeve (Francia).
Otro representante de la famosa familia, Nathaniel Philip Rothschild, invierte en minería y extracción de petróleo. Su compañía, Genel, extrae petróleo en el Kurdistán iraquí, cerca de los territorios ocupados por el Estado Islámico.
¿Cómo de ricos son los Rothschild ahora?
La lista de la revista 'Forbes' sólo incluye a Benjamin de Rothschild, cuya fortuna estima en 1.700 millones de dólares. En el años fiscal 2014-2015, los ingresos de Rothschild & Co, la empresa principal de Rothschild Group, fueron de 1.400 millones de euros, con 144 millones de dólares de beneficio. Finalmente, el portal ruso concluye que el imperio de los Rotschild no se puede comparar al que tenían hace 200 años porque, aunque el apellido familiar y su reputación siguen siendo sus activos principales, pero "no son suficientes para tener poder sobre el mundo".
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