La generación millenial que actualmente tiene entre 20 y 34 años tiene características de personalidad y de visión de la vida muy distintas a las otras generaciones, gracias a la forma en la que vivieron su infancia, las dificultades económicas por las que vieron sufrir a sus padres –especialmente deudas- y las opciones que tuvieron para acceder a estudios superiores, así sea a partir de créditos educativos.
Pero además, son personas que vienen con el “chip de la tecnología” integrado, se apoyan mucho en programas o apps para hacer sus tareas y están pegados a sus dispositivos móviles para estar al tanto de todo. Además, son muy pragmáticos y siempre están buscando la forma de hacer las cosas más eficientes así como encontrarles una utilidad.
Y entre esas formas de vida también tienen una percepción distinta del uso del dinero: reconocen su valor, no son derrochadores, saben usar la tarjeta de crédito con prudencia y las deudas son una de sus principales prioridades a pagar. Pero, en cuanto a ahorro y pensiones, tienen una pequeña falencia.
Al respecto, Forbes señala que se trata de la generación “perdida” de la jubilación porque no sólo no han empezado a hacer los aportes al respecto sino que tampoco saben cuánto tienen que ahorrar para su pensión, una afirmación que se sustenta en un estudio de Financial Finesse.
Incluso, en el mundo, se trata de una generación que va a enfrentar grandes cambios en el sistema pensional, especialmente por modificaciones en las condiciones dado el desarrollo económico de cada país. En el caso colombiano, por ejemplo, es por eso que se habla tanto de una reforma pensional.
Las razones
Primero, esta generación no considera la jubilación como una prioridad. Primero quieren deshacerse de otras deudas que ya han adquirido, especialmente, la correspondiente al pago de sus estudios profesionales. De acuerdo con CNN Money, esto hace que el interés por un ahorro, de cualquier tipo, sea algo que se pospone con el tiempo y que no ven con urgencia. Más aún, porque muchos de ellos aún gozan de la estabilidad de vivir con sus padres.
Pero también hay un factor que es necesario tener en cuenta: el desempleo. Y eso es algo que no sólo está sufriendo esta generación en Colombia, sino también en el mundo. Las oportunidades cada vez son más cerradas y las empresas solicitan personal con experiencia, sin tener la intención de brindar el espacio para que se adquiera. En parte, es por eso el alto interés de algunos gobiernos en promover el primer empleo.
Esto se traduce en que la vida laboral de un joven empiece más tarde y que las posibilidades de ahorro –dados los salarios y la experiencia- sean más bajas que para otras generaciones, según señala un documento de American Progress.
Una última razón está basada en el desconocimiento y desinterés en el plan de jubilación. Muchos de estos jóvenes sólo se conforman con hacer sus aportes a seguridad social y ya. No tienen una relación con su fondo de pensiones, no leen sus extractos y tampoco saben cómo funciona el sistema.
Pues si, tienen un panorama difícil, lo malo es que cuando se den cuenta ya será tarde.
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